Personas trabajadoras en domicilio

Weaving is a major part of the work done by home-based workers in Laos. Credit: Marty Chen

Las personas trabajadoras en domicilio y la COVID-19

NOTICIAS: Las personas trabajadoras en domicilio y sus organizaciones aliadas lanzaron una red mundial en febrero de 2021, sobre la que puede leer más aquí. HomeNet Internacional (HNI) une las voces de organizaciones de base de miembros en África, América Latina, el Sur de Asia y el Sureste Asiático.


Invisibles pero vitales para las cadenas de suministro de la producción

Las personas trabajadoras en domicilio producen bienes o servicios en sus hogares o en los alrededores para mercados locales, nacionales o mundiales. Algunas trabajan en la nueva economía (ensamblando microelectrónica o brindando servicios informáticos, por ejemplo); otras, en la antigua (como en la producción de textiles, de prendas de vestir y de otros tejidos).

El trabajo en domicilio representa una parte significativa del empleo total en algunos países, especialmente en Asia, donde viven dos tercios de los 260 millones de personas trabajadoras en domicilio del planeta. Las mujeres, que constituyen el 57 % (147 millones) de ese total a nivel mundial, deben además hacer malabares para conciliar las actividades que les generan ingresos con el cuidado infantil y las obligaciones domésticas.

En todos los sectores industriales, el trabajo en domicilio es un fenómeno mundial cada vez más presente tanto en países ricos como en países pobres. Sin embargo, aunque esta inmensa población ocupada es vital para muchas cadenas de suministro, a menudo estas personas trabajadoras permanecen invisibles.

Los dos tipos de personas trabajadoras en domicilio

  • Se llama autoempleadas a las personas trabajadoras en domicilio que, al trabajar por cuenta propia, absorben todos los riesgos que conlleva operar de manera independiente. Compran su propia materia prima, suministros y herramientas y cubren el costo de los servicios públicos y el transporte. Por lo general, venden sus mercancías y servicios localmente, pero, a veces, los ofrecen en mercados internacionales. La mayoría no contrata a otras personas, aunque es posible que familiares contribuyan sin pago alguno a las labores.
  • Se llama subcontratadas (y también tercerizadas o industriales en domicilio) a las personas trabajadoras en domicilio empleadas ya sea por particulares o por fábricas o empresas, muchas veces a través de una persona intermediaria. Las empresas que externalizan producción a personas que trabajan desde sus propios hogares buscan con ello reducir costos y maximizar ganancias. Esta externalización de la producción también ha sido posible por los avances tecnológicos (Chen, Sebstad y O’Connell 1999; Raju 2013). Las personas trabajadoras en domicilio pueden desconocer para qué empresa trabajan o dónde se venderán los bienes que producen. Normalmente, cobran a destajo y no venden los productos terminados ellas mismas. Si bien es posible que reciban las materias primas con que trabajar, tienen que cubrir ellas muchos de los costos de producción: lugar de trabajo, herramientas, electricidad y suministros.

Los desafíos comunes incluyen pedidos irregulares o cancelados, mercancía rechazada, pagos atrasados, suministros poco fiables de materias primas (particularmente para las personas subcontratadas) y tanto una demanda fluctuante como precios crecientes de los insumos (particularmente para las autoempleadas). Ambos tipos de personas trabajadoras en domicilio enfrentan desafíos que emanan del hecho de que sus hogares sean además sus lugares de trabajo: espacios reducidos, construcciones de baja calidad, falta de seguridad de la tenencia de sus hogares y ausencia de servicios de infraestructura básica. La consecuencia directa es que ambos grupos tienden a percibir bajos ingresos. Lea más acerca del hogar como lugar de trabajo en esta página web dedicada específicamente al tema.

Svetla Atanasova Ilieva is a self-employed home-based worker in Pleven, Bulgaria. Credit: Svetlin-Ivanov
Svetla Atanasova Ilieva es una trabajadora en domicilio autoempleada en Plevna, Bulgaria. Foto: Svetlin-Ivanov

Industrias y sectores

Históricamente, el trabajo en domicilio supone actividades de mano de obra intensiva en la fabricación de ropa, textiles y calzado, así como en la producción artesanal especializada y en los trabajos técnicos manuales. La panificación, la preparación de comidas listas y la elaboración de cerveza, así como actividades mecánicas y de reparación, también han sido históricamente actividades comunes entre las personas trabajadoras en domicilio. Muchas de ellas trabajan además como vendedoras ambulantes o de mercado para comercializar lo que producen.

Hoy, el trabajo en domicilio también está presente en las industrias modernas especializadas, como la manufactura de piezas de automóviles y de aviones, el ensamblaje de equipos electrónicos y el empaquetado de productos farmacéuticos. También es posible, sobre todo en los países desarrollados, que se realicen en el domicilio el trabajo administrativo y aquel que requiere un mayor nivel de capacidades en tecnologías de la información, telecomunicaciones, telemercadotecnia o consultoría técnica.

A pesar de que las personas trabajadoras en domicilio son empleadas en todas las industrias y sectores, la mayoría trabaja ya sea en ventas y servicios o en artesanías y manualidades técnicas, especialmente en países en desarrollo y economías emergentes (Bonnet, Carré, Chen y Vanek, 2021).

Contribuciones

El Estudio de Monitoreo de la Economía Informal (EMEI) de WIEGO realizó un análisis crítico acerca de las personas trabajadoras en domicilio en Ahmedabad (India), Bangkok (Tailandia) y Lahore (Pakistán). Concluyó que las personas trabajadoras en domicilio contribuyen significativamente a sus hogares, la sociedad y la economía.

  • Los ingresos que perciben impiden que sus hogares caigan en la pobreza extrema.
  • Al trabajar desde casa, pueden cuidar de niñas, niños y personas mayores y mantener la calidad de la vida familiar.
  • Son importantes para la cohesión social de sus comunidades.
  • Puesto que no recorren cotidianamente largas distancias para ir al lugar de trabajo, sino que a menudo caminan y dependen de una bicicleta o del transporte público, reducen las emisiones de gases y los embotellamientos.
  • Las personas trabajadoras en domicilio autoempleadas proporcionan al público bienes y servicios a precios bajos.
  • Son agentes de la economía que salen de casa para comprar suministros, materias primas y herramientas y que pagan servicios de transporte e infraestructura básica.
  • Pagan, además, impuestos sobre las materias primas, los suministros y las herramientas que compran.
  • Las empresas al final de la cadena que venden los productos terminados, a menudo, cobran impuestos sobre las ventas, lo que aporta a las arcas públicas.

Muchas personas trabajadoras en domicilio de la economía informal mantienen vínculos con empresas formales, pues compran de ellas sus suministros, producen para ellas o les venden mercancías.


Panorama estadístico

Estas estimaciones, que provienen de la base de datos ILOSTAT, de más de 100 países entre los años 2000 y 2019, demuestran las recientes mejoras en la recopilación de datos oficiales relativos a las personas trabajadoras en domicilio (vea la sección Problemas para contabilizar una población ocupada invisible más adelante); algo crucial para dar visibilidad a esta inmensa población ocupada que pasa desapercibida.

A nivel mundial, 260 millones de mujeres y hombres producen bienes o prestan servicios desde sus hogares o los alrededores:

  • 224 millones (86 %) se hallan en países en desarrollo y economías emergentes,
  • 35 millones (14 %) se encuentran en países desarrollados.

Véase también: Información estadística sobre las personas trabajadoras en domicilio en el mundo

Datos a nivel municipal, nacional, regional y mundial

WIEGO ha elaborado una serie de Notas estadísticas que proporcionan datos acerca de las personas trabajadoras en domicilio (cantidad, modalidades de trabajo y características). Utilizando datos de la OIT procedentes de más de 100 países, una de esas notas ofrece estadísticas de este grupo ocupacional a nivel subregional, regional y mundial. Asimismo, un conjunto de notas dedicadas a cuatro países del Sur de Asia brinda datos pormenorizados en los ámbitos rural, urbano y nacional. Se suma un grupo más de notas estadísticas con información sobre el conjunto de personas trabajadoras en empleo informal de varios países, que incluye datos de las personas trabajadoras en domicilio en los niveles municipal, urbano y nacional.

Casi dos tercios (65 %) de las personas trabajadoras en domicilio del planeta –es decir 168 millones– viven en Asia y el Pacífico.

En Tailandia, casi el 10% de la población ocupada –unos 3.7 millones de personas– trabajaban en domicilio en 2017, la mayoría, mujeres y más del 70 %, en la informalidad (Poonsab, Vanek y Carré 2019).

En Bangladés, los 10.6 millones de personas trabajadoras en domicilio (Encuesta de Población Activa, 2016/2017) representaban el 17 % del empleo total (Koolwal y Vanek 2020).

En India, se estima que había 49.2 millones de personas trabajadoras en domicilio en 2011/2012 y que el número disminuyó a 41.9 millones en 2017/2018, es decir que pasó de representar un 10.5 % del empleo total a un 9.1 % (Raveendran 2020).

En Pakistán, el número de personas trabajadoras en domicilio aumentó de 3.6 millones en 2013/2014 a 4.4 millones en 2017/18, pero su proporción con respecto al empleo total se mantuvo en alrededor del 7 %. El número de mujeres trabajadoras en domicilio aumentó, mientras que el de hombres se redujo (Akhtar 2020).

Más del 14 % de las personas trabajadoras en domicilio del planeta viven en África subsahariana, lo que representa un total de 38.3 millones de personas

En Ghana, hay casi 1.4 millones de personas trabajadoras en domicilio, de las cuales un millón son mujeres en la edad más productiva de ingresos. Prácticamente todas trabajan en empleo informal y la gran mayoría lo hace por cuenta propia sin personas empleadas (Baah-Boateng y Vanek 2020).

Gráfico: Personas trabajadoras en domicilio alrededor del mundo distribuidas por región geográfica y por nivel de ingresos del país que habitan.

ILO calculations based on labour force survey (or similar household survey) data from 118 countries representing 86% of global employment.
Fuente: Cálculos de la OIT basados en datos de la encuesta de población activa (o encuesta similar de los hogares) en 118 países, que representan el 86 % del empleo mundial. Ver la Nota estadística de WIEGO núm. 27 (2021).

Problemas para contabilizar una población ocupada invisible

La recopilación de datos fiables aún enfrenta desafíos. Algunos países no incluyen preguntas acerca del “lugar de trabajo” en las encuestas de población activa o en los censos de población; sin embargo, esta pregunta es clave para determinar quién es una persona trabajadora en domicilio. A menudo, al no estar capacitadas para contabilizar a estas personas trabajadoras, las encuestadoras las registran como si realizaran únicamente trabajo doméstico (no remunerado). También es posible que las personas trabajadoras en domicilio no se perciban o declaren a sí mismas como “empleadas”.

Con la recomendación de 2018, la 20ª Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo introdujo una nueva categoría en la Clasificación Internacional de la Situación en la Ocupación: contratista dependiente. Se trata de un paso importante para mejorar los datos relativos a las personas trabajadoras en domicilio, especialmente aquellas tercerizadas o subcontratadas. Para más información acerca del nuevo concepto y su importancia, lea las preguntas más comunes acerca de cómo entender el término estadístico ‘contratista dependiente’.

El Programa de Estadística de WIEGO elaboró directivas para realizar estimaciones acerca de las personas trabajadoras en domicilio y de otros grupos de personas trabajadoras en empleo informal. Para poder desarrollar una visión estadística completa de las personas trabajadoras en domicilio, es imprescindible recopilar información relativa al lugar de trabajo, la situación en la ocupación, los tipos de contrato y las formas de pago (Vanek, Chen y Raveendran 2012).

Países desarrollados

En los países desarrollados, el trabajo en domicilio se define algunas veces de manera distinta, refiriéndose a personas que trabajan en casa bajo la modalidad de teletrabajo (“trabajo a distancia”) ya sea durante todo su tiempo laboral o solo una parte; se refiere igualmente a personas que montan un negocio en casa. Es más común en los países de mayores ingresos hallar entre quienes trabajan desde su domicilio a personas profesionales autónomas, free lance y empleadas, así como aquellas que trabajan con plataformas digitales. El trabajo desde casa aumentó drásticamente debido a las restricciones ligadas a la COVID-19. Para algunas personas, el teletrabajo (“trabajo a distancia”) es una prestación laboral que brinda flexibilidad. Para otras, sin embargo, el trabajo en domicilio puede asociarse con la precariedad, condiciones de empleo menos ventajosas o una modalidad distinta de empleo (por ejemplo, el trabajo por cuenta propia).

Es probable que la prevalencia del trabajo en domicilio siga creciendo. En 2020, debido a la pandemia de la COVID-19, gran parte de la población ocupada en todo el mundo comenzó a trabajar desde casa y se unió así a los 35.4 millones de personas trabajadoras de los países desarrollados que ya venían haciéndolo hasta 2019. Como ha señalado la OIT: “trabajar desde casa tendrá sin duda una gran relevancia en el futuro” (Working from home: From invisibility to decent work, OIT, 2021, p. 16).

A home-based worker wearing a mask in adherence to COVID-19 protocols in Ahmedabad, India. Photo courtesy of SEWA
Una trabajadora en domicilio lleva una mascarilla en cumplimiento de los protocolos de la COVID-19 en Ahmedabad, India. Foto cortesía de SEWA

Fuerzas motoras y condiciones de trabajo

Ingresos bajos y largas horas

Hay varios factores, como, por ejemplo, la necesidad económica, que llevan a muchas personas a trabajar en domicilio. Sus ingresos desempeñan un papel crucial para satisfacer las necesidades básicas de la familia.

Sin embargo, las personas trabajadoras en domicilio ganan en promedio muy poco, en particular las subcontratadas, quienes son remuneradas a destajo y dependen de contratistas o personas intermediarias para los pedidos y los pagos. En el EMEI, puede consultar un cuadro que contiene tasas de remuneración del trabajo a destajo para diferentes tipos de trabajo en domicilio tercerizado.

La nota estadística de WIEGO acerca del trabajo en domicilio a nivel mundial concluyó que quienes viven en los países más pobres generalmente trabajaban durante más horas que quienes residen en los países desarrollados. De hecho, mientras que solo el 15 % de las mujeres y el 28 % de los hombres trabajan 49 o más horas por semana en los países desarrollados, en los países en desarrollo, el 31 % de las mujeres y el 44 % de los hombres trabajan esa misma cantidad de horas. En las economías emergentes, los porcentajes fueron todavía más elevados: el 32 % de las mujeres y el 54 % de los hombres (Bonnet, Carré, Vanek y Chen 2021). (Es importante mencionar que los datos se referían únicamente al trabajo remunerado; en la mayoría de los casos, las mujeres también tienen la responsabilidad del cuidado infantil y las obligaciones domésticas).

En la muestra del EMEI, muchas personas trabajadoras en domicilio declararon sufrir malestares y dolores corporales debido a sus largas horas de trabajo.

Impacto de la pandemia mundial y la crisis económica

La crisis de la COVID-19 devastó a muchas personas trabajadoras en domicilio tradicionales al dejarlas sin ingresos durante meses. Un estudio que WIEGO dirigió en once ciudades de todo el mundo concluyó que las personas trabajadoras en domicilio, en su gran mayoría, fueron las que menos pudieron trabajar durante los peores momentos del aislamiento social obligatorio y las restricciones conexas, en abril de 2020; fueron, también, las que mostraron una recuperación más lenta para mediados de 2020, en comparación con las trabajadoras del hogar, las personas vendedoras ambulantes y comerciantes de mercado y las personas recicladoras. Lea más aquí sobre las personas trabajadoras en domicilio durante la COVID-19 o en el Documento de trabajo de WIEGO núm. 42 titulado La COVID-19 y el trabajo informal: distintas vías de impacto y de recuperación en once ciudades alrededor del mundo.

La COVID-19 no fue la primera crisis que sacudió de lleno a las personas trabajadoras en domicilio. La crisis económica global que comenzó en 2008 también les dificultó ganarse la vida. En 2009 y 2010, las personas trabajadoras en domicilio que producían para las cadenas mundiales de suministro experimentaron un marcado descenso en los pedidos. Las personas autoempleadas tuvieron que enfrentar una mayor competencia, y muchas redujeron sus precios para mantenerse competitivas. Además, la expansión de las cadenas minoristas creó una enorme competencia para las empresas locales. Vea Los vínculos entre las crisis económicas y la economía informal.

Las personas trabajadoras en domicilio como parte de las cadenas mundiales de suministro

Muchas empresas multinacionales con sede en el Norte Global externalizan su producción a fábricas y personas trabajadoras en domicilio repartidas por todo el mundo. Los vínculos entre la persona trabajadora subcontratada y la empresa principal suelen quedar bajo la mediación de empresas proveedoras y sus contratistas y, por lo tanto, son difusos. Esto puede dificultar la negociación de tarifas o la recepción de pagos por trabajos ya terminados, tal como muestra el siguiente caso:

Cuando una organizadora sindical en Canadá trató de ayudar para que una trabajadora de la industria del vestido que había inmigrado desde China pudiera cobrar sus salarios atrasados, descubrió que la trabajadora no sabía para quién trabajaba... el hombre que entregaba las materias primas y recogía las prendas terminadas conducía una camioneta sin logo. Cuando la trabajadora finalmente encontró entre sus materias primas una etiqueta con la marca, la activista sindical pudo rastrear esa ‘etiqueta’ de una empresa minorista en Canadá hasta una empresa manufacturera en Hong Kong y a un intermediario en Canadá. En este caso, la cadena mundial de valor empezaba y terminaba en Canadá.

Cuando se pidió al intermediario local que pagara los salarios atrasados de la trabajadora tercerizada, él respondió: ‘Métanme a la cárcel, no puedo pagar. La fábrica en Hong Kong que me subcontrató la producción no me ha pagado en meses’.

Fuente: Stephanie Tang de UNITE, comunicación personal.

Problemas del hogar como lugar de trabajo

Para las personas trabajadoras en domicilio, su hogar se convierte en su lugar de trabajo –y las viviendas inadecuadas son, de por sí, un grave problema–. No es posible tomar pedidos al por mayor cuando no hay espacio de almacenamiento y, con frecuencia, el trabajo se ve interrumpido por otras necesidades del hogar que entran en competencia. Muchas personas trabajadoras en domicilio atienden otras exigencias domésticas durante el día y trabajan largas horas durante la noche, lo que conduce al agotamiento, al dolor de espalda y al cansancio ocular.

Algunos tipos de trabajo en domicilio generan polvo o suponen el uso de productos químicos peligrosos. Sin embargo, es común que el espacio de trabajo y el espacio destinado a la vivienda no estén separados, lo que puede poner en peligro tanto a la persona trabajadora como a otros miembros de la familia, incluyendo a la infancia.

La vivienda de mala calidad también estropea la mercancía y las materias primas. Las lluvias monzónicas obligan a las personas trabajadoras a suspender o reducir la producción por diversas razones:

  • Las herramientas, la materia prima o los productos terminados se dañan si el techo tiene goteras o si se inundan las casas.
  • Algunos productos (como las varillas de incienso o el plástico) no pueden secarse debido a las goteras, las fugas y la humedad.
  • Los pedidos de trabajo disminuyen pues se reduce la demanda o surgen dificultades relacionadas con el transporte durante la temporada de lluvias.

Lea más sobre el hogar como lugar de trabajo en esta página web dedicada al tema.

Déficits de capital, tecnología e infraestructura

La mayoría de las personas trabajadoras en domicilio no solo convierten su propio hogar en un lugar de trabajo, sino que también pagan por las herramientas y la electricidad que utilizan. Estos costos comerciales más los salarios irregulares y bajos hacen que la mayoría de las personas trabajadoras en domicilio no puedan invertir en mejores tecnologías, en capital de trabajo o en capacitación.

Las deficiencias en la infraestructura básica, tales como los cortes de electricidad, dificultan aún más la productividad, al tiempo que los costos de los servicios públicos merman los ingresos disponibles. Las personas trabajadoras en domicilio tienen que desplazarse para ir a los mercados o para recoger materias primas y entregar los productos terminados. Muchas deben caminar distancias largas o dependen del transporte público u otras formas de transporte, como los rickshaws [una especie de ‘bicitaxi’ popular en Asia]. Al pagar el transporte, reducen aún más sus ganancias. Todos estos factores socavan su productividad.

Las personas trabajadoras en domicilio y el Derecho

El entorno jurídico y regulatorio del trabajo en domicilio es incierto. En la mayoría de los países, las personas autoempleadas no son reconocidas como operadoras independientes, mientras que las subcontratadas no son reconocidas como personas trabajadoras dependientes. La página de WIEGO dedicada a las personas trabajadoras de la industria del vestido ofrece más información al respecto.


Políticas y Programas

Problemas urbanos

Dado que el lugar de residencia también sirve de lugar de trabajo, las casas son un activo económico; sin embargo, con demasiada frecuencia, son inadecuadas: demasiado pequeñas, sin almacenamiento y propensas a filtraciones o inundaciones. Los planes de remoción de asentamientos irregulares destruyen no solo viviendas, sino también lugares de trabajo y medios de subsistencia. Además, las personas residentes de estos asentamientos a menudo pagan más por los servicios de infraestructura básica por unidad que las personas de clase media y las fábricas formales.

Imperativos de la planificación urbana

Es necesario prestar atención a las actividades de subsistencia actuales y potenciales cuando se diseñan y se mejoran los planes de vivienda social. Las normas de zonificación deben tomar en cuenta el valor de las personas trabajadoras en domicilio y permitir que la población de un área residencial realice ahí actividades comerciales.

De igual forma, que los servicios básicos sean asequibles y fiables –especialmente el agua y la electricidad– es crucial para las actividades de subsistencia de las personas trabajadoras en domicilio. En las dos últimas décadas, se han logrado algunos avances positivos en las políticas correspondientes.

Convenio sobre el trabajo en domicilio (C177)

En 1996, la Conferencia Internacional del Trabajo adoptó el Convenio sobre el trabajo en domicilio (C177, texto completo), que exige que la política nacional en la materia promueva la igualdad de trato entre las personas trabajadoras en domicilio y otras personas trabajadoras asalariadas. También especifica las áreas en donde debería promoverse esa igualdad de trato y prevé la inclusión de dicha actividad en las estadísticas de la población activa.

En todo el planeta, las organizaciones de personas trabajadoras en domicilio siguen abogando para que sus gobiernos centrales ratifiquen e implementen el C177, pero únicamente doce países lo han ratificado a más de 20 años de su adopción. Aun así, algunos países han legislado en el ámbito nacional para proteger a las personas trabajadoras en domicilio, además de que distintas redes regionales y mundiales de organizaciones de personas trabajadoras en domicilio y sus afiliadas continúan su lucha a favor de un trabajo digno.

Para conocer más sobre las repercusiones del Convenio 177 a veinte años de su adopción, lea las similitudes y diferencias para las personas trabajadoras en domicilio entre 1996 y 2016.

HomeNet-Tailandia hizo campaña durante más de diez años con el apoyo de WIEGO y otras asociaciones a fin de conseguir protección legislativa para las personas trabajadoras en domicilio subcontratadas, basándose en el Convenio 177. En mayo de 2011, entraron en vigor tanto la Ley de Protección de las personas trabajadoras en domicilio subcontratadas (Homeworkers Protection Act, B.E.2553) como una política de protección social conexa. La ley exige que se paguen salarios justos a las personas que realicen trabajos en su domicilio para una empresa industrial, y hace referencia a la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres que hagan un trabajo de igual valor. Lea sobre cómo se consiguieron derechos jurídicos a favor de las personas trabajadoras en domicilio subcontratadas en Tailandia (WIEGO, 2013).

Declaración de Katmandú

La Declaración de Katmandú aborda los derechos de las personas trabajadoras en domicilio que viven en el Sur de Asia. Fue adoptada en el año 2000 por representantes de los gobiernos de esa región, agencias de las Naciones Unidas, ONG y sindicatos de cinco países durante una conferencia regional que organizaron UNIFEM y WIEGO con el apoyo del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo. WIEGO aportó los resultados de investigaciones en los que se basa la Declaración de Katmandú.

Juntas tripartitas de asistencia social en India

La Asociación de Mujeres Autoempleadas (SEWA, acrónimo en inglés) ayuda a mejorar las circunstancias de las trabajadoras en domicilio, representándolas en juntas tripartitas que también incluyen a representantes del gobierno y de los entes empleadores. En las últimas cuatro décadas, la incidencia política se ha traducido en la inclusión de varios sectores de personas trabajadoras en domicilio –como las costureras y las productoras de bidis (cigarrillos indios) y de agarbathi (varillas de incienso)– en los anexos estatales (State Schedules) de la Ley de Salarios Mínimos; esto ha permitido que aumenten los ingresos. Asimismo, distintas leyes que se instrumentaron en la década de 1980, como la Bidi and Cigar Welfare Fund Act (legislación para un fondo de asistencia social en la industria del tabaco), establecen regímenes de seguridad social para las personas trabajadoras en domicilio que abarcan la atención médica, el cuidado infantil y la vivienda.


Organización y representación

Debido a que las personas trabajadoras en domicilio realizan sus actividades de manera aislada, organizarse es particularmente importante para su empoderamiento. Pero esa organización resulta difícil porque, además de aisladas, a menudo están dispersas. A pesar de los desafíos, se han formado cada vez más organizaciones y redes nacionales y regionales. Cuando las personas trabajadoras en domicilio se organizan y se dan una voz colectiva, aumentan su capacidad para negociar. Algunas de ellas también colectivizan sus actividades económicas mediante la formación de cooperativas.

Son varias las reivindicaciones clave de las personas trabajadoras en domicilio organizadas: contar con acceso a la protección social y los servicios de cuidado infantil; asegurar la tenencia de sus viviendas y que los servicios de agua y electricidad sean asequibles en apoyo a sus actividades productivas; hacer inclusiva la planificación urbana y que las normas de zonificación permitan el uso mixto de los espacios; y contar con un ambiente de trabajo seguro y favorable. Para las personas trabajadoras en domicilio subcontratadas en las cadenas de suministro, existen reivindicaciones clave adicionales: que los pedidos sean regulares y que las tasas de remuneración del trabajo a destajo sean equitativas; y, lo más elemental, que la marca principal asuma la responsabilidad de las condiciones de trabajo a lo largo de toda la cadena. Por su parte, las autoempleadas necesitan además apoyos para tener acceso a mercados y a precios justos.

El lanzamiento de HomeNet Internacional, a principios de 2021, marca un hito en la obtención de representación y visibilidad mundial.

Redes nacionales y regionales

La Asociación de Mujeres Autoempleadas de India (SEWA, acrónimo en inglés) es el sindicato más numeroso de trabajadoras en empleo informal del mundo, con alrededor de dos millones de afiliadas, cuya quinta parte, aproximadamente, está constituida por trabajadoras en domicilio. SEWA ha sido clave para conseguir salarios más elevados y mejores condiciones de trabajo en beneficio de las personas trabajadoras en domicilio de muchas industrias.

HomeNet del Sur de Asia surgió de la conferencia regional acerca de las personas trabajadoras en domicilio que organizaron SEWA, UNIFEM y WIEGO en el año 2000. Se trata de una red de 60 organizaciones de base de miembros (MBO) y organizaciones no gubernamentales (ONG) con sede en ocho países del Sur de Asia, entre las que se hallan sindicatos, cooperativas, compañías productoras, empresas sociales y diversas ONG dedicadas a las personas trabajadoras en domicilio.

HomeNet del Sureste de Asia organiza a personas trabajadoras en domicilio subcontratadas para que, en los ámbitos nacional y subregional, gestionen de manera democrática organizaciones y redes autosostenibles que les ayuden a conseguir mejores condiciones de trabajo y niveles de vida, así como un empleo más estable y acceso a la protección social.

PATAMABA, en Filipinas, es una organización de base que dirigen y gestionan trabajadoras en domicilio. Cuenta con una membresía de más de 19 000 personas trabajadoras en empleo informal (de las cuales el 98 % son mujeres).

HomeNet-Tailandia representa a personas trabajadoras en empleo informal en Tailandia, incluyendo un número importante de personas trabajadoras en domicilio subcontratadas. HomeNet-Tailandia fue clave para conseguirles derechos jurídicos a millones de personas trabajadoras en domicilio subcontratadas.

Las personas trabajadoras en domicilio de Europa del Este y de Asia Central están interconectando cada vez más sus organizaciones, y crearon y registraron HomeNet de Europa del Este y Asia Central. En 2002, se registró la Asociación de personas trabajadoras en domicilio de Bulgaria.

En África, existe una plataforma regional de organizaciones de personas trabajadoras en domicilio provenientes de cinco países: Etiopía, Kenia, Sudáfrica, Tanzania y Uganda. La Plataforma Regional de África incluye organizaciones emergentes y consolidadas de los cinco países y cuenta con el apoyo del Programa de Organización y Representación de WIEGO.

HomeNet-Kenia inició su actividad el 10 de diciembre de 2020. Una red de personas trabajadoras en domicilio de Uganda ha iniciado el progreso para quedar registrada bajo el nombre de Remunerative Work Uganda (Trabajo Remunerador).

En América Latina, se estableció en 2017 una red de organizaciones de personas trabajadoras en domicilio de Perú, Nicaragua, Chile, Brasil y Uruguay, con el nombre de COTRADO-ALAC, quien actualmente está en comunicación con organizaciones semejantes de Argentina y México. COTRADO-ALAC también cuenta con el apoyo del Programa de Organización y Representación de WIEGO.

La red africana y COTRADO-ALAC están asociadas a HomeNet Internacional, pero no así HomeNet de Europa del Este y Asia Central.


Especialistas de WIEGO

Marty Chen
Consejera senior

Marlese Von Broembsen
Directora, Programa de Derecho de WIEGO

Shalini Sinha
Representante de India

Vanessa Pillay
Coordinadora para África, Programa de Organización y Representación

Laura Raquel Morillo Santa Cruz
Encargada del Programa de Organización y Representación en América Latina


Lecturas relacionadas


[Foto en la parte superior] Tejer es una parte importante del trabajo que realizan las personas trabajadoras en domicilio en Laos. Foto: Marty Chen.
Occupational group
Language