El Programa de Derecho de WIEGO ha venido trabajando durante los últimos tres años en el empoderamiento jurídico de las trabajadoras del hogar, en colaboración con la Federación Internacional de Trabajadoras del Hogar (FITH), cuatro de sus organizaciones afiliadas en África y otras aliadas. Teresa Marchiori, especialista en acceso a la justicia de WIEGO, explica la importancia de esta labor.
¿Cómo se evidenció la necesidad de empoderar a las trabajadoras del hogar a través del derecho?
Las trabajadoras del hogar con las que WIEGO colabora han compartido múltiples relatos que ilustran las repercusiones de contar con escasos conocimientos jurídicos y de tener una percepción limitada de su condición laboral, a lo que se suma trabajar de manera aislada en los domicilios de sus empleadorxs.
Por ejemplo, en Harare, Zimbabue, una trabajadora del hogar quincuagenaria preguntó: “Trabajo doce horas diarias y no me han dado vacaciones en años, ¿es eso justo?”
Otra trabajadora del hogar, encargada de todas las labores domésticas y del cuidado infantil en la vivienda de unx familiar, a cambio de alojamiento y comida, confesó que no se reconocía como trabajadora. Solo cuando conoció a una trabajadora del hogar vecina, quien le preguntó por la fecha de inicio de sus labores, comprendió que ella misma también ejercía una profesión: el trabajo del hogar.
Consciente de esta realidad, la FITH decidió que las trabajadoras del hogar deben conocer, utilizar y configurar el derecho. Así se sembraron las semillas de un proyecto de capacitación.
¿Cómo aborda el equipo el empoderamiento jurídico?
Sin conocimientos jurídicos, las trabajadoras del hogar a menudo desconocen que sus experiencias no solo son injustas, sino contrarias a la ley.
Entendemos el empoderamiento jurídico crítico como un proceso mediante el cual las trabajadoras del hogar refuerzan su identidad como sujetos de derechos laborales. A través de la formación y su foco en la incidencia basada en derechos, buscamos que conozcan, utilicen y den forma a las leyes con el fin de transformar sus condiciones de vida y de trabajo.
Por ejemplo, tras participar en la formación en Zimbabue, una asistente dijo: “Nunca supe de la existencia de una ley que me protegiera como trabajadora del hogar". Otra reflexionó: “Ahora que me veo reflejada en la ley, siento que soy alguien”.
Sin embargo, el Programa de Derecho adopta una mirada crítica del empoderamiento jurídico. Nuestro enfoque busca preparar a las trabajadoras del hogar no solo para que comprendan la ley, sino para que además identifiquen los intereses que esta sirve y las dinámicas de poder que refleja. Para que puedan vislumbrar la posibilidad de cambios jurídicos, las trabajadoras del hogar deben primero reconocer que un sistema jurídico que no hace valer sus derechos responde a desigualdades estructurales y a relaciones de poder político. En la formación, preguntamos a lxs participantes si “lo legal es siempre lo justo” y trabajamos con ellxs para que vean que, si la ley –o su aplicación– no les funciona, pueden movilizar su poder colectivo para impulsar cambios.
¿A qué te refieres con que la ley refleja dinámicas de poder?
En apariencia, las leyes surgen de procesos institucionales que manifiestan un “poder visible”, por ejemplo, el de lxs miembros de un Parlamento. Pero hay otras formas de poder que configuran la ley, como el poder oculto de actores sociales que instauran normas no escritas para encaminar la toma de decisiones. Y existen otras formas de poder, todavía más insidiosas, como las encarnadas en creencias culturales y estereotipos que determinan la manera en que las personas definen lo aceptable. Todo ello contribuye al sentimiento de inferioridad o superioridad individual y limita la capacidad de ver las posibilidades de cambio.
Los desafíos particulares de las trabajadoras del hogar emanan de esos valores sociales predominantes y se entrecruzan con identidades de género, dado que en su gran mayoría son mujeres. En el sistema patriarcal, el trabajo del hogar se menosprecia como “trabajo de mujeres” o “quehaceres domésticos”, lo que desdibuja la distinción entre trabajo remunerado y contribuciones familiares no remuneradas. Lo ilustra bien una práctica recurrente de lxs empleadorxs que llaman a las trabajadoras del hogar “nana” o “tita”: familiaridades que, como hicieron notar representantes de sus sindicatos durante la formación, debilitan tanto la identidad profesional como la conciencia colectiva de las trabajadoras.
Por eso, la formación para el empoderamiento jurídico se enfoca especialmente en estos acuerdos de poder ocultos e invisibles, con el propósito de que las trabajadoras del hogar se movilicen y accedan finalmente a un poder –visible– institucional.
¿Cómo pueden encontrar apoyo las trabajadoras del hogar si la mayoría desempeña sus funciones en aislamiento?
Efectivamente, dado que el lugar de trabajo es un domicilio particular, es complicado que las trabajadoras del hogar construyan una identidad profesional colectiva o hallen respaldo para plantar cara ante las violaciones de sus derechos. Con frecuencia, negocian en solitario con sus empleadorxs, lo que las expone incluso al riesgo de perder su empleo.
Nuestra labor de empoderamiento jurídico se efectúa de la mano de sindicatos de trabajadoras del hogar y a través de ellos, ya que ofrecen un espacio estructurado y dedicado a defender los intereses de las trabajadoras, además de actuar como fuertes amplificadores donde ellas pueden consolidar su poder. Uno de los objetivos principales es fortalecer dichos sindicatos para que acompañen a las trabajadoras del hogar con mayor facilidad a la hora de planear y llevar a cabo negociaciones con empleadorxs.
Además de aprovechar la experiencia negociadora de los sindicatos, trabajamos para incrementar su capacidad de acercamiento y divulgación, de modo que los conocimientos generados en el proyecto lleguen a un mayor número de trabajadoras del hogar. Buscamos también recalcar las aplicaciones prácticas de un enfoque de empoderamiento jurídico, el cual exige que lxs participantes compartan los conocimientos y habilidades adquiridos.