En ausencia de protección social estatal, lxs trabajadorxs en empleo informal generan sus propios mecanismos. Al organizarse en cooperativas y otras entidades de la Economía Social y Solidaria (ESS), encuentran formas de acceder a servicios básicos que siempre han estado disponibles para quienes trabajan en empleo formal, pero que están fuera de su alcance de manera individual.
Las cooperativas responden a las necesidades de sus miembros en materia de cobertura sanitaria, cuidado infantil cerca de los lugares de trabajo, pensiones y seguros frente a riesgos laborales de diversas maneras. Algunas ponen en marcha sus propios servicios; otras facilitan el acceso a servicios públicos o privados ya existentes, a servicios ofrecidos por otras entidades de la ESS, o bien crean soluciones que pueden combinarse con servicios existentes.
La Asociación de Mujeres Autoempleadas (SEWA) en India, la Mutual de Protección Social para Personas Trabajadoras del Sector Informal (MUPROSI) en Togo y la Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) en Argentina son protagonistas de estos ejemplos que muestran cómo las cooperativas están dando respuesta a las necesidades de sus miembros en materia de salud y cuidado infantil en distintas partes del mundo.
La alfabetización digital como parte del apoyo cooperativo en salud en India
La Asociación de Mujeres Autoempleadas (SEWA), que cuenta con 3,2 millones de miembros en 18 Estados de India, gestiona 23 centros Shakti Kendra o centros de empoderamiento en todo el país. Estos espacios, gestionados por una red de supervisorxs, voluntarixs y trabajadorxs de salud comunitaria, fueron impulsados por el Lok Swasthya SEWA Trust, que constituye cooperativas de salud y cuidado infantil para brindar servicios a los miembros de SEWA en zonas donde las prestaciones del Estado son insuficientes o inexistentes.
Los centros Shakti Kendra están ubicados en los barrios donde viven y trabajan mujeres y funcionan como puntos clave de acceso a información sobre los servicios gubernamentales de salud y otros programas de protección social. En ellos se ofrece un acompañamiento que incluye la alfabetización digital y tareas como la carga de documentos, el llenado de formularios en línea, el uso de WhatsApp para el envío de archivos, entre otras.
Las trabajadoras en empleo informal están involucradas en todas las etapas de las actividades que organizan las cooperativas de SEWA, desde la concepción de los servicios, su implementación y monitoreo, hasta el diálogo con proveedores de servicios del sector público y privado.
Entre los logros de SEWA, se destaca la creación de cooperativas que gestionan farmacias que ofrecen medicamentos alopáticos a bajo costo y tratamientos ayurvédicos. Cuatro de estas farmacias administradas por mujeres se encuentran en Ahmedabad, y dos de ellas están abiertas al público las 24 horas. Estas farmacias complementan los servicios de salud pública y, a su vez, facilitan el acceso a servicios estatales.

MUPROSI members in December 2020. Photo courtesy of Nakmak Douti and Abdou-Rakim Bouraima
En Togo, los planes básicos de cobertura sanitaria ofrecen algo de alivio
En Togo, donde se estima que el 93 % de la población ocupada trabaja en empleo informal y está excluida de las prestaciones sociales estatales, las asociaciones de trabajadorxs y organizaciones aliadas han creado mutuales de salud comunitarias o sindicales. Si bien los planes de cobertura sanitaria que ofrecen son modestos, los miembros valoran el alivio que representan en los momentos en que más la necesitan.
MUPROSI, una de las 29 mutuales de salud en Togo, fue impulsada por la Federación de Trabajadores de la Madera y la Construcción de Togo (FTBC-Togo), bajo el liderazgo de uno de sus miembros activos: el Sindicato de Vendedores de Materiales de Construcción de Togo (SYVEMACOT). MUPROSI fue creada en 2006 por medio de un estatuto y tiene su propio reglamento interno y un consejo directivo ejecutivo. Opera como una asociación social sin fines de lucro y se basa en la ayuda mutua y la solidaridad. Sus principales objetivos son garantizar el acceso a atención médica de calidad para sus miembros y avanzar progresivamente hacia un sistema más amplio de protección social. La mayoría de lxs beneficiarixs se encuentran en el Gran Lomé. En 2022, MUPROSI contaba con 1231 miembros directos (518 mujeres y 713 hombres), además de 4269 beneficiarixs adicionales que dependen de los miembros.
Las prestaciones de salud de MUPROSI cubren enfermedades como la malaria, afecciones diarreicas y respiratorias, traumatismos, cirugías menores y urgencias, así como consultas prenatales y partos (excepto cesáreas). También incluyen medicamentos genéricos en los centros de salud con los que tiene convenios. La cobertura de la mutual está limitada a tres prestaciones por año para cada miembro y su familia, y requiere que los miembros estén al día con sus aportes.
El caso de MUPROSI formó parte de un estudio realizado por WIEGO y StreetNet Internacional sobre mecanismos impulsados por trabajadorxs en Togo, Nigeria y Uganda. El estudio observó que, en contextos de escasa protección formal para lxs trabajadorxs, las entidades de la Economía Social y Solidaria desempeñan un papel clave en la satisfacción de sus necesidades de protección social.

One of Argentina’s Children’s Leisure and Learning Centres, which are set up as cooperatives. Photo courtesy of MTE-UTEP
Los centros de cuidado infantil de Argentina transforman la vida de las mujeres que trabajan hasta tarde
En Argentina, fueron las mujeres en empleo informal quienes impulsaron la creación de centros de cuidado infantil organizados como cooperativas. A principios de los años 2000, la UTEP puso en marcha los Centros Infantiles de Recreación y Aprendizaje (CIRA), junto con el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y la Fundación Che Pibe.
Doce centros CIRA, distribuidos en cuatro provincias –Corrientes, Córdoba, Chubut y Buenos Aires– brindan servicios de cuidado infantil a más de 870 familias. Están dirigidos a niñxs de entre 6 semanas y 15 años, cuyas madres, padres o cuidadorxs trabajan en el sector textil, la construcción, el trabajo comunitario, la venta ambulante o el reciclaje.
Estas cooperativas de cuidado infantil, autogestionadas por sus trabajadorxs, permiten que madres, padres y cuidadorxs en empleo informal puedan trabajar en mejores condiciones y aumentar sus ingresos, mientras garantizan una educación de calidad para sus hijxs. En reconocimiento a estos logros, las cooperativas comenzaron a recibir cierto apoyo por parte de los sistemas públicos de cuidado infantil.
Una diferencia clave entre estos centros de cuidado infantil y muchos otros es que ofrecen un espacio seguro fuera del horario laboral convencional. La mayoría de lxs recicladorxs trabajan por la noche, cuando los comercios están cerrados y se pueden recolectar materiales reciclables. Para las mujeres en empleo informal, contar con los centros CIRA significa que ya no están obligadas a dejar a sus hijxs pequeñxs solxs en casa, llevarlxs con ellas al trabajo o quedarse sin salir a trabajar para brindarles cuidado, a costa de sus propios ingresos.
El brazo socio-comunitario de MTE/UTEP también gestiona 750 comedores populares en distintas partes de Argentina. La mayoría de estos espacios no solo brinda alimentación, sino que también ofrece talleres de arte, apoyo escolar y actividades deportivas para niñxs y adolescentes.
Este es el segundo artículo de blog de una serie publicada en el marco del Año Internacional de las Cooperativas de las Naciones Unidas, en la que WIEGO pone de relieve cómo las organizaciones de la Economía Social y Solidaria apoyan a lxs trabajadorxs en empleo informal.