Las cooperativas han abierto el camino para que muchxs trabajadorxs en empleo informal construyan una identidad colectiva como trabajadorxs y participen en exitosas luchas colectivas por su reconocimiento y sus derechos.

A pesar del considerable progreso logrado por el movimiento de trabajadorxs en empleo informal en espacios políticos internacionales como la Organización Internacional del Trabajo, las investigaciones aún muestran que las actividades de lxs trabajadorxs en empleo informal son en gran medida ignoradas o no reciben el apoyo de lxs tomadorxs de decisiones. Y muchxs trabajadorxs han sido criminalizadxs por los gobiernos, en algunos casos de manera directa (como lxs recicladorxs en Buenos Aires, Argentina, que reciben multas de más de 600 USD por buscar materiales reciclables en contenedores de basura) y en otros casos mediante políticas restrictivas (como lxs vendedorxs ambulantes, que son expulsadxs o desalojadxs de sus lugares de trabajo en espacios públicos). Esta discriminación y estigmatización sistemática puede generar que lxs trabajadorxs le quiten valor al trabajo que realizan. En el caso de lxs trabajadorxs en domicilio, puede implicar que no perciban lo que hacen como trabajo o que no se vean a sí mismxs como trabajadorxs.

Las cooperativas ayudan a lxs trabajadorxs a construir identidad colectiva y a luchar por el reconocimiento formal

La organización de trabajadorxs en empleo informal en general comienza con un cambio a nivel individual, fortaleciendo su comprensión de que el trabajo que hacen es un trabajo real y que tiene valor social y económico. A la vez que lxs trabajadorxs conocen sus derechos laborales y humanos y los desafíos colectivos que enfrenta su sector o grupo, se forma una identidad colectiva con un sentimiento de propósito compartido que puede llevar a acciones coordinadas. Este poder colectivo es de lo que se valen las cooperativas para negociar con los gobiernos de distintos niveles, como también con las instituciones laborales y otras entidades.

Una demanda básica de muchxs trabajadorxs en empleo informal es ganar reconocimiento formal como trabajadorxs. El reconocimiento formal puede extenderse tanto a lxs trabajadorxs individuales como a las organizaciones. Para lxs trabajadorxs individuales, el reconocimiento puede referirse a un proceso por el cual se expande el alcance de los códigos y las leyes laborales para incluir a sectores previamente excluidos. También puede darse cuando se reconocen y se protegen los derechos de lxs trabajadorxs en empleo informal a través de políticas sociales, económicas o municipales (por ejemplo, las políticas de gestión de residuos sólidos donde se describen los derechos de lxs recicladorxs y las regulaciones municipales que promueven el acceso de lxs vendedorxs ambulantes a los espacios públicos). A nivel de la organización, registrarse como entidades de la economía social y solidaria (ESS) permite a las cooperativas operar bajo marcos legales específicos y exigir el reconocimiento de las instituciones estatales.

Los movimientos de recicladorxs de Brasil y Colombia son ejemplos ilustrativos en los que años de organización y trabajo de incidencia de las cooperativas y otras entidades de la ESS han ayudado a lxs trabajadorxs a ganar reconocimiento formal. Esto ha sentado las bases para luchar por los derechos laborales y por otros derechos, como la protección social.

Lxs recicladorxs de Colombia reciben reconocimiento formal y remuneración por sus servicios

El caso de lxs recicladorxs de Colombia, donde las cooperativas han vinculado el trabajo de lxs recicladorxs a un marco legal que lxs reconoce como actores formales en la cadena de gestión de residuos, muestra lo que se puede lograr con décadas de trabajo colectivo por una causa común.

Más de 15 000 recicladorxs de 45 cooperativas y otras organizaciones locales agrupadas en cinco estructuras regionales pertenecen a la Asociación Nacional de Recicladores de Colombia (ANR).

Ante las políticas públicas que favorecían un modelo de gestión de residuos privatizado y criminalizaban las actividades de recuperación y reciclaje, lxs recicladorxs organizadxs defendieron sus derechos a trabajar y lucharon para ser incluidxs en el sistema de gestión de residuos.

Desde principios de la década de los noventa, la ANR lideró una estrategia legal y política que derivó en más de siete dictámenes de la Corte Constitucional que reconocían a lxs recicladorxs como prestadorxs del servicio público de saneamiento en materia de reciclaje y ordenaba su inclusión formal y su remuneración como prestadorxs del servicio dentro del sistema oficial de gestión de residuos.

Mediante este modelo, más de 32 000 recicladorxs de 94 municipalidades prestan servicios públicos. Sus organizaciones son el canal para sus remuneraciones. En muchas municipalidades, las cooperativas y otras asociaciones de la ESS ahora son responsables directas de operar y gestionar las rutas y los procesos de recuperación de materiales reciclables.

Lxs recicladorxs tuvieron un papel crucial en la construcción de acuerdos institucionales que aseguraban su reconocimiento. Las organizaciones negociaron criterios de inclusión, normas operativas y mecanismos de pago de remuneraciones y son partícipes de la formulación y la implementación de políticas públicas. Por ejemplo, las organizaciones de recicladorxs participaron en el desarrollo de censos de recicladorxs y lograron que el gobierno les concediera la exclusividad en la recolección de los residuos reciclables.

Las cooperativas de Brasil permiten a lxs recicladorxs influir en el gobierno

En Brasil, las cooperativas de recicladorxs organizan diariamente la recolección, clasificación y venta de reciclables. También ayudan a sus miembros a reconocerse como trabajadorxs, conscientes de que el reciclaje es un servicio ambiental esencial. Esta identidad se construye tanto mediante prácticas diarias (trabajar juntxs, compartir ingresos, tomar decisiones en asambleas) como mediante la pertenencia al Movimento Nacional de Catadores de Materiais Recicláveis (MNCR).

A través del MNCR, las cooperativas funcionan como la base organizativa para negociar con el gobierno en los distintos niveles: en el diseño de las políticas públicas, en la formalización de las remuneraciones por los servicios de reciclaje y en la elaboración de acuerdos con las municipalidades para gestionar los programas de residuos.

El MNCR tiene alrededor de 85 000 miembros de 600 cooperativas y otras entidades de la ESS. Fue un actor clave en el trabajo de incidencia para que la recolección de residuos fuera incluida como ocupación en la Clasificación Brasilera de Ocupaciones de 2002, lo que permitió la inclusión de lxs recicladorxs en los censos. También derivó en trabajos de incidencia que culminaron en la aprobación de la política nacional de residuos sólidos en 2010, que le otorga a lxs recicladorxs reconocimiento legal como actores esenciales en la cadena de reciclaje.

Más recientemente, el MNCR tuvo un papel clave en las negociaciones con las industrias para integrar a las cooperativas en sistemas de logística inversa y esquemas de responsabilidad extendida del productor, garantizando así la inclusión de lxs recicladorxs en iniciativas ambientales y sociales. Como resultado, más de 5 000 recicladorxs de alrededor de 300 cooperativas de todo Brasil ahora reciben una remuneración.

Alex Cardoso, líder de lxs recicladorxs, cuenta en su libro “Do lixo a Bixo” cómo unirse a la organización colectiva como miembro de una cooperativa le ha dado un profundo sentido de pertenencia. Gracias a la acción coordinada, tanto su propio trabajo como el del colectivo han ganado relevancia, legitimidad y dignidad, cuenta, y agrega que esta cooperación ha permitido a lxs recicladorxs influir en el gobierno nacional y aumentar su representación en espacios internacionales como la Organización Internacional del Trabajo.

Este es el tercer artículo de blog de una serie publicada en el marco del Año Internacional de las Cooperativas de las Naciones Unidas, en la que WIEGO pone de relieve cómo las organizaciones de la Economía Social y Solidaria apoyan a lxs trabajadorxs en empleo informal.