El gobierno de Ghana deja desamparadas a las personas recicladoras en medio de la pandemia de COVID-19

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Waste pickers collecting recyclables on Kpone Landfill in Accra, Ghana
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Owusu Boampong, Karim Saagbul, Taylor Cass Talbott

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En medio de la pandemia de COVID-19, mientras las personas trabajadoras en empleo informal de todo el mundo luchan por sobrevivir, el gobierno de Ghana comenzó el desmantelamiento del relleno sanitario de Kpone en Accra, desplazando así a más de 300 recicladoras y recicladores que recolectan desechos allí. Su espacio comunitario ya ha sido arrasado.

El desmantelamiento del relleno sanitario parece estar asociado proyecto de Desarrollo Integrado y Resiliente del Gran Accra (GARID) del Banco Mundial, aunque tanto el gobierno como la oficina local del Banco Mundial han negado que el Banco Mundial esté ayudando a financiar dicho desmantelamiento. Esta puede ser una estrategia para evitar las medidas de protección del Banco Mundial para la subsistencia de las personas trabajadoras desplazadas, de acuerdo con sus Políticas Operativas y Estándares Ambientales y Sociales, que obligan a tomar un enfoque de “no hacer daño” ante el desplazamiento económico y brindar apoyo para restaurar los medios de subsistencia. Las implicaciones legales del desmantelamiento del relleno sanitario de Kpone son poco claras. WIEGO está dialogando con el Banco Mundial y el gobierno de Ghana para saber exactamente qué está pasando.

Parece que el gobierno ha aprovechado la distracción provocada por la COVID-19 para avanzar con la clausura del relleno sanitario, sin cumplir sus compromisos de garantizar alternativas viables de subsistencia o una compensación para las personas trabajadoras desplazadas. Antes de su desplazamiento, las recicladoras y recicladores de Kpone retiraban alrededor de 800 toneladas de material reciclable por año del relleno sanitario, con lo cual evitaron la emisión de 24 371 toneladas de CO2eq en 2019. Esto representa una contribución ambiental sustancial.  

La disrupción provocada por una serie de incendios que estallaron misteriosamente en el relleno sanitario en 2019 ya había motivado a las personas recicladoras de Kpone, que están organizadas en una asociación registrada llamada Kpone Landfill Waste Picker Association [Asociación de Recicladores del Relleno Sanitario de Kpone], a comenzar a buscar una fuente de sustento alternativa fuera del relleno sanitario. Inicialmente, estaban interesadas en explorar barrios ricos donde pudieran recolectar materiales reciclables valiosos. Sin embargo, el desarrollo de capacidades a través del proyecto de WIEGO sobre Reducción de residuos en ciudades costeras les mostró a las recicladoras y recicladores de Kpone que tal intervención en comunidades con un servicio adecuado y existente de recolección de residuos podría proporcionarles algunos ingresos, pero no necesariamente mejoraría la gestión de residuos en general. 

Es más probable que las personas recicladoras se aseguren un rol formal en la gestión de residuos a través de un contrato gubernamental, si pueden demostrar que sus actividades cubren brechas en la recolección de residuos. En su búsqueda de comunidades costeras donde los servicios de recolección de residuos fuesen inadecuados, y debido a la prioridad de Ghana de reducir la contaminación de desechos marinos, las trabajadoras y trabajadores de Kpone visitaron playas cercanas donde se acumulaban desechos y rastrearon cómo se habían generado en las comunidades. Luego, hablaron con líderes locales para comprender por qué los residuos llegaban al océano y realizaron consultas con la comunidad.  Esta interacción con la comunidad permitió que las personas recicladoras compartieran sus objetivos con los residentes y líderes locales y que consiguieran la aceptación de una propuesta alternativa para la gestión de residuos allí. 

Sin embargo, los residuos de bajo valor harían que no fuese accesible para las trabajadoras y trabajadores de Kpone financiar la recolección de residuos en la comunidad basándose únicamente en la venta de materiales reciclables. Se les ocurrió una solución y trabajaron junto con los líderes locales para planificar una serie de eventos piloto de recolección de residuos a domicilio, que permitiría a las personas recicladoras recopilar datos para enviar una propuesta al gobierno de que se les pague por brindar dichos servicios.  

Los recicladores de Kpone realizaron dos eventos piloto de recolección de residuos a domicilio en febrero y agosto de 2020, y los resultados son alentadores y esclarecedores. Contrariamente su temor inicial de que el ejercicio de recolección provocaría una atención negativa sobre su trabajo por considerarlo sucio, los residentes locales y los líderes comunitarios respondieron de forma positiva, cooperaron conjuntamente y les demostraron su apoyo al brindarles agua y bebidas gratuitas durante el día del evento piloto. 

Las personas trabajadoras de Kpone, varias de las cuales viven en la comunidad costera de Kpone, sienten que el proyecto piloto ha mejorado la cohesión social, ya que la estigmatización y la falta de respeto que normalmente enfrentan se está reemplazando por un creciente reconocimiento y respeto. También fortaleció las relaciones entre los líderes comunitarios y las personas recicladoras. Esto se hizo evidente cuando estas, a través de su asociación, invitaron al funcionariado municipal y asambleístas de Kpone a la celebración del Día Internacional del Reciclador el 1 de marzo de 2020 en el relleno sanitario de Kpone.

Cuando las personas recicladoras elaboran estrategias alternativas de subsistencia, generalmente no tienen más remedio que recurrir a barrios ricos donde pueden recolectar materiales reciclables valiosos, mientras que sus propias comunidades marginadas languidecen, inmersas en sistemas inadecuados y sub-financiados de recolección de residuos. Las personas trabajadoras de Kpone no saben si podrán o no obtener un contrato para que la recolección de residuos a domicilio en comunidades marginadas sea rentable para ellas. Al comienzo, dudaban en probar un medio alternativo de subsistencia que quizás no lograse brindarles una fuente de ingresos instantánea. Sin embargo, cuando se produjo la pandemia de COVID-19, a muchas personas recicladoras de todo el mundo que dependen únicamente de la recolección de materiales reciclables se les prohibió trabajar, mientras que a aquellas que recolectan residuos mixtos de los hogares se las designó proveedoras de servicios esenciales. En la actualidad, ya se ha generalizado el discurso nacional sobre la necesidad de recolectar y gestionar eficazmente los residuos durante esta crisis sanitaria, así como el reconocimiento del rol que desempeñan las recicladoras y recicladores al respecto. Las personas recicladoras de Kpone han comprendido el valor de brindar servicios esenciales de recolección de residuos mixtos a comunidades marginadas, incluso si eso significa que tendrán que luchar por obtener el derecho y la financiación para hacerlo. 

Tanto la Política nacional de plásticos de Ghana como su Asociación nacional de acción contra el plástico destacan la importancia de brindar oportunidades más formales de gestión de residuos para el sector de la economía informal, así como de mejorar la recolección de residuos básica para reducir los desechos marinos. Es hora de transformar esas palabras en acciones. En lugar de priorizar el desplazamiento de algunas de las personas trabajadoras más ignoradas del país en medio de una pandemia, el gobierno y el Banco Mundial deberían encontrar formas de ayudar a las recicladoras y recicladores de Kpone a organizarse y a asegurarse la obtención de contratos formales, capacitación, infraestructura e inclusión en procesos de planificación participativa a largo plazo para elaborar estrategias e implementar sistemas inclusivos de gestión de residuos. Las personas recicladoras en empleo informal deberían recibir reconocimiento, respeto y apoyo por parte de las comunidades, organizaciones estatales y no estatales, lo que reducirá su estigmatización y dará reconocimiento a sus contribuciones sociales, económicas y ambientales a la sociedad. 

La pandemia de COVID-19 está perjudicando de forma desproporcionada a las personas trabajadoras en empleo informal de todo el mundo y ha puesto de manifiesto la necesidad de tener un mejor sistema de saneamiento y trabajos más dignos. La inclusión de recicladoras y recicladores en la recolección formal de residuos sólidos para las comunidades de bajos ingresos no solo se traduce en servicios de saneamiento más accesibles y culturalmente adecuados, sino que les brinda a las comunidades marginadas la dignidad de mantener sus espacios y el medioambiente limpios y saludables. 

Foto principal: Dean Saffron

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