Ciudades Inclusivas: ¿Qué hemos aprendido?

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En Bangkok, Samlion Jintapo, lleva una pequeña tienda de verduras desde su hogar. Ella solía suplementar sus ingresos de la tienda vendiendo cosméticos puerta a puerta, ganando 140 USD adicionales al mes. Pero en 2013, la subida de precios de la gasolina incrementó dramáticamente sus gastos en transporte, y Samlion tuvo que dejar la venta puerta a puerta. Ella vive en Bangkok en el distrito de Nongchok, donde hace años toda su comunidad fue reubicada desde el centro de Bangkok, y donde el mal servicio público de autobuses lleva a que las trabajadoras y trabajadores* a domicilio no puedan abastecerse o llevar sus mercancías al mercado.

Trabajadora a domicilio en Bangkok, Tailandia. Foto: S. Treviño

Vendedores en Durban, Sudáfrica. Foto: M. Graves

 John Makwicana es vendedor en el mercado del área de Warwick Junction en Durban, Sudáfrica, donde ha tenido un puesto desde 1996. A través de sus ventas gana aproximadamente 300 rands (o $22 USD) por semana. En agosto de 2013, las mercancías de John fueron confiscadas por un policía que mantenía que John no respetaba los requisitos de su permiso de comercio. John perdió 25 pares de sandalias con un valor de 775 rands (alrededor de $57 USD). Como los comerciantes de la economía informal de todo el mundo, los vendedores de Warwick Junction están acostumbrados a ser acosados y a que les sean confiscadas sus mercancías. Normalmente, las mercancías son devueltas con el pago de una multa, pero al no haber hecho nada mal, John decidió no pagar la multa y llevar a juicio a la municipalidad.

Los recicladores de todo el mundo se ganan la vida vendiendo materiales reciclables recuperados de entre todo lo que el resto de nosotros tira a diario. En Bogotá, Nohra Padilla ha liderado una larga lucha representando a la Asociación Cooperativa de Recicladores de Bogotá (ARB) para obtener el reconocimiento del servicio que ofrecen a la ciudad. ARB interpuso un recurso legal al proceso de licitación de la ciudad que excluía activamente a los recicladores informales de participar en la gestión de residuos de la ciudad.

 

Una recicladora clasificando materiales reciclables en Bogotá, Colombia. Foto: L. Tuttle

Samlion, John y Nohra representan ejemplos importantes de cómo las ciudades pueden llegar a ser más inclusivas. En 2008, las organizaciones con base de miembros (OBM) representando a los trabajadores a domicilio, vendedores ambulantes y recicladores se unieron a organizaciones de apoyo técnico en un proyecto plurianual llamado “Ciudades Inclusivas”, con financiación de la Fundación Bill & Melinda Gates. El objetivo del proyecto era mejorar la situación de los trabajadores urbanos pobres.

WIEGO y sus socios de Ciudades Inclusivas crearon una visión de ciudades inclusivas basada en ciudades que valoraran por igual a toda la gente, con sus necesidades y contribuciones. Las ciudades inclusivas garantizan que todos los residentes –incluidos los trabajadores urbanos pobres– tengan una voz representativa en los procesos de gobernanza, planificación y la elaboración de presupuestos. Las ciudades inclusivas garantizan que el trabajador pobre tenga acceso a medios de sustento seguros y dignos, vivienda asequible y servicios básicos como agua y/o saneamiento y suministro eléctrico.

En la gran parte de las ciudades del Sur, la mayoría de quienes trabajan, lo hacen en la economía informal. Las ciudades que reconocen a estos trabajadores y los involucran en la planificación ayudan a crear ciudades más limpias y verdes, y que responden mejor a las necesidades sociales. Ciudades más dinámicas.

Imagina ciudades sin puestos ambulantes de comida –¡adiós al Bangkok que conocemos y amamos!–. ¿Queremos ciudades en las que las mujeres no puedan conciliar el peso del cuidado de la familia y ganarse un sustento? ¿Concebimos las ciudades como lugares en los que los recicladores informales son llevados a una pobreza aun mayor a pesar de reducir los gases de efecto invernadero para todos?

Una recicladora en Bogotá. Foto: J. D .M. Mulford

 Aquí están algunos puntos destacados sobre lo que hemos aprendido al trabajar juntos en el proyecto de Ciudades Inclusivas:

Organizarse es fundamental. Sin un número significativo, los trabajadores en la economía informal son tan solo otro pequeño grupo de ciudadanos que llama a la puerta del alcalde. Pero, puesto que la mayoría de los trabajadores en la mayor parte de las ciudades del Sur trabaja en la economía informal, su número puede resultar un valioso argumento para el cambio.

El valor de las pruebas. A lo largo del proyecto, WIEGO y sus colaboradores realizaron múltiples estudios que recogen las pruebas necesarias para convencer a los formuladores de políticas sobre el tamaño y la escala de la economía informal urbana, además de las necesidades de quienes trabajan en ella.

“Nada para nosotros sin nosotros”. Esta consigna de StreetNet Internacional simboliza en gran medida lo que el proyecto Ciudades Inclusivas se proponía alcanzar. Aumentar la capacidad de los líderes de los trabajadores de la economía informal constituyó una parte clave del proyecto. Desde comprender de las estructuras estatales en sus diferentes niveles (nacional, estatal, municipal) hasta desarrollar habilidades para hablar con seguridad y entrar en negociaciones directas con las municipalidades sobre los temas que afectan sus vidas, estos trabajadores invirtieron en capacitación y aceptaron el reto de garantizar poder tener voz en los procesos municipales.

El diálogo abre mentes. Una y otra vez, cuando funcionarios de buena voluntad e involucrados estaban dispuestos a reunirse con líderes de los trabajadores en la economía informal y se comprometían a resolver problemas de forma constructiva, se consiguió un progreso significativo. En el sitio web del proyecto Ciudades Inclusivas, hemos preparado algunos estudios de casos (en inglés) que muestran lo valiosa que fue esta herramienta a la hora de resolver problemas a nivel municipal.

Cuando falla el diálogo, puede ganar la ley. En muchos casos, los Tribunales Constitucionales y los Tribunales Supremos reconocieron o reafirmaron los derechos de los trabajadores de la economía informal a ganarse el sustento en la ciudad moderna. Con el apoyo de WIEGO y otros aliados, estos trabajadores usaron consistentemente la ley para garantizar que sus medios de sustento no fueran olvidados en el impulso predominante hacia la ciudad de “clase mundial”.

Trabajadora a domicilio cose ante la mirada de su hija en Bangkok. Foto: S. Treviño

 Crear redes y formar alianzas nos hace más fuertes. Los trabajadores de la economía informal saben por qué la creación de redes es importante  –no solo porque un mayor número aporta más fuerza a un argumento para entrar en acción–, sino también porque la lucha es larga y la creación de redes entre grupos de trabajadores en la economía informal es un recordatorio de que nadie está solo. Cuando un grupo tiene éxito, los otros celebran y aprenden de su éxito, y al revés, los grupos se apoyan entre ellos durante los periodos difíciles. Como dice la vieja canción: “Solidaridad para siempre”.

Unidos, los socios de Ciudades Inclusivas comenzaron nuevos diálogos con las ciudades, mejoraron la salud y seguridad ocupacional de los trabajadores, lucharon contra desalojos de los lugares de trabajo, mejoraron el estatus del trabajador en la cadena de valor, lucharon por la inclusión en la planificación urbana, y finalmente lograron la inclusión de trabajadores urbanos en la economía informal en procesos municipales.

¿En definitiva, por qué importa? Porque…

Samlion Jintapo tiene ahora dos nuevas rutas de autobús al centro de Bangkok para restablecer su negocio de cosméticos.

El Tribunal Supremo dictó en favor de John Makwicana, declarando que la confiscación de sus bienes era ilegal, estableciendo un valioso precedente.

Nohra Padilla y la ARB lograron una orden de la Corte Constitucional que afirma que los recicladores deben ser integrados en el sistema de gestión de residuos sólidos de Bogotá, llegando finalmente a un pago bimensual para más de 5000 recicladores.

Ciudades Inclusivas son mejores para todos.

Un mercado en Durban. Foto: AeT

Primera foto: R. Douglas

*Para hacer constar nuestra preocupación por el potencial ocultamiento de la desigualdad de sexos que se presenta a nivel discursivo, y de realizar textos cuyos contenidos sean accesibles para toda nuestras audiencias, en nuestras publicaciones haremos un desdoblamiento de los sustantivos al principio para denotar que nos referimos tanto a hombres como mujeres, y a partir de entonces, de no existir alternativas, seguiremos las reglas gramaticales del español y recurriremos al uso de genéricos masculinos en el plural.

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